Meditación en la escuela
- Vanesa Zamora
- 1 sept 2017
- 2 Min. de lectura
Sabemos que la predisposición al aprendizaje juega un rol fundamental a la hora de aprender. El clima de la clase y el estado mental/emocional de los estudiantes son claves cuando intentamos enseñarles algo o esperamos que se concentren en alguna tarea. Probablemente es por eso que en occidente se está haciendo cada día más común el uso de la meditación como herramienta complementaria en la escuela.
¿Qué es meditar?
Existe el mito de que es muy dificil, que se trata de poner la mente en blanco o que sólo lo logran los monjes zen, pero no es así, meditar es simple y sobre todo subjetivo. Pero podemos verlo de una forma un poco más sencilla: que básicamente es relajar el cuerpo y tranquilizar la mente. Aprender a observarnos en nuestros tres niveles de ser: mente, emociones y cuerpo. En el fondo es cualquier actividad que te mantenga en estado de consciencia presente: aquí y ahora, como si lo demás no importase un rato.... (¡qué gran alivio a veces!, ¿cierto?)
¿Desde qué edad se puede meditar?
Básicamente desde que pueda entender y seguir instrucciones (3 o 4 años) y hasta el lecho de su muerte. Los más pequeños pueden encontrarlo más difícil: mantenerse concentrad@ y quiet@ durante mucho rato, pero es algo que se puede aprender de forma progresiva,
Beneficios:
Desarrolla en la persona que lo practica una mayor consciencia de sí mismo, de estar bien en el silencio de su interior: muy importante desarrollarlo en la infancia.
Ayuda a la concentración y a la capacidad de reconocer sus propias emociones; positivas y negativas.
Favorece la calidad de las interacciones del grupo para mejorar el clima relacional de la clase y la cohesión grupal.
Desarrolla la empatía, tolerancia a la frustración, control de la impulsividad y regulación emocional.
Desarrolla imaginación y creatividad
Disminuyen la ansiedad, el estrés, la irritabilidad y la agresividad.
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