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“Fuimos creados en el tiempo, por las sucesivas historias de amor y desamor, fortuna e infortunio, conciencia e inconsciencia de los diferentes miembros y generaciones de nuestro árbol genealógico”

(Daniel Dancourt)

Constelaciones familiares, enfoque:

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La familia

Todos formamos parte de una familia, con su historia, sus dramas y sus gozos. Buscamos de forma inconsciente, la mayoría de las veces, conectar con nuestros ancestros siguiendo sus pasos.

 

Nuestro sistema familiar es como un vaso comunicante en el que todos/as estamos conectados/as. Las personas de nuestro árbol familiar que viviernos traumas, culpas, duelos no elaborados, secretos, una vida no de acuerdo al sistema, etc, fueron excluídos/as del sistema. Cuando estamos "intrincados/as" con un excluído/a significa que seguimos sus patrones de vida (forma de vivir, creencias, impulsos, relaciones...). Darle lugar al excluido/a es ponerse en sintonía con todo el sistema y su fuerza; si no se hace: queda en el inconsciente y un miembro de la familia lo "llevará" consigo.

Si lo que hago en mi vida es bien mirado por mi sistema, tendré probablemente una sensación de vivir ligera, de tener mi propio destino y mi lugar. Si no es bien visto por mi sistema, se verá amenaza mi pertenencia. La buena conciencia es aquello que da la seguridad de que pertenezco.  La mala conciencia es el boicot o auto-castigo, como dejar de ser leal al linaje.

¿Cómo puedo ser, sin que ser  yo mism@ suponga un enorme pago?

Es decir: cómo sentir el permiso interno de hacer algo diferente al sistema (ya que esto genera estrés, sensación de soledad, de miedo y  de sobreesfuerzo, y puede llegar un momento en que la persona se rompa intentando ser fiel a sí mism@, saliéndose de su sistema). En constelaciones buscamos el permiso para:

  • Tener mi lugar

  • Mi propio destino

  • Vivir ligeramente

Imprescindible, para poder ayudar:

Cuando acompañamos utilizando la herramienta sistémica debemos tener en cuenta que el sistema está por encima del individuo, que cada uno/a cumple un rol fundamental, y que el trabajo está orientado a la comprensión y el cambio del consultante, no curiosear en la vida de nuestros antepasados.

Asimismo, existen unos requisitos fundamentales para poder realizar una consulta. Esto es debido a que, en ocasiones, podemos desear que cambie algo que no puede ser y nos cuesta aceptar, o deseamos algo que no podemos tomar o pedir. Es importante tener en cuenta:

Tomado de los Ordenes de la ayuda, de Bert Hellinger (3/5):

  • El primer orden de la ayuda es que uno da solamente lo que tiene y solo espera o toma, lo que necesita. El desorden de la ayuda comienza  allí donde uno quiere dar lo que no tiene, y el otro quiere tomar lo que no  necesita; o cuando uno espera y exige del otro lo que éste no puede dar, pues no lo tiene.

  • El segundo orden de la ayuda es que se someta a las circunstancias y solo interfiera apoyando, mientras éstas lo permitan. Esta  ayuda es cuidadosa y tiene fuerza. El desorden sería cuando la ayuda niega u oculta las circunstancias, en  lugar de encararlas junto con quien está solicitando la ayuda.

  • El tercer orden de la ayuda es que un “ayudador“ se  enfrente a una persona adulta, que busca ayuda de manera adulta, y que  rechace ubicarse en la posición de sus padres.  El desorden aquí sería, permitirle a un adulto pedir ayuda como un niño, tratarlo como un niño y decidir algo, por lo que él mismo debe tomar la responsabilidad y encarar las consecuencias

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“Yo hago mis cosas y tú haces las tuyas.                                           En muchas de las cosas que hago, tú tienes mucho que ver,       

y en muchas de tus cosas yo he contribuido.                                    Yo puedo ser yo contigo mientras tú puedas ser tú conmigo.     

Yo seré yo mientras tú seas tú;                                                            y aunque por casualidad nos hayamos encontrado,      

continuemos juntos o separados,                                                       nuestra vida nunca volverá a ser la misma ya que    

nuestro encuentro nos habrá enriquecido”    

                                                                                                                                                                       (Fritz Perls)

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